Todavía recuerdo cuando el primero de abril del año 2020 recibí una llamada en la que me dijeron que en dos horas me incorporaba al centro de aislamiento de la casa de altos estudios para trabajar como personal de apoyo frente a la enfermedad, momento en el cual pese a la sorpresa supe que era necesaria mi ayuda y debía dar el paso al frente.
Esas primeras jornadas marcaron mi vida, adaptarse a los protocolos de bioseguridad, el cumplimiento de las normas higiénico-sanitarias y observar de cerca a personal positivo y sospechoso a la enfermedad me permitió comprender la realidad en la que nos encontrábamos, dijo.