Los habitantes del poblado cenaguero de Cayo Ramona presenciaron con gran alborozo el milagro del agua, al concretarse el viejo anhelo de una planta potabilizadora que ya brinda servicio las 24 horas del día.

Con el propósito de socializar y compartir las investigaciones desde el área de conocimiento de la historia y la educación médica en la provincia, tuvo lugar este jueves en el Museo Farmaceútico de esta ciudad el I Taller de Formación Médica en Matanza: identidad, memoria histórica y cultura de la producción.

Organizado por la Universidad de Ciencias Médicas del territorio y apoyado por diversas instituciones, el evento reunió a investigadores y docentes de esa institución, junto a destacados participantes invitados.

Los seres humanos, desde que hacemos uso de la razón, nos hemos preocupado por nombrar las cosas. Calificamos de una u otra forma objetos, procesos, situaciones. El lenguaje es una manera de construir la realidad y de etiquetar a las personas. 

A veces, incluso de manera inconsciente y sobre todo en los grupos escolares, laborales y hasta en el barrio, solemos poner calificativos que no siempre son los más afortunados y de un momento a otro María, suele perder su nombre y ser “la carnicera”; Roberto, “el prietecito de la moto”, y así se engrosa la lista con “el bofe”, “el gordito de la última mesa”, la “rarita”, “el que tiene su problema”, “el bruto”, “la polilla”, “la inteligente”… 

Crecí escuchando historias increíbles, de esas que saltan de boca en boca y se dispersan por las zonas, sean urbanas o rurales, hasta transformarse en leyendas, de esas que se construyen y reconstruyen en los idearios de cientos de personas. 

Pasos de Gigantes lleva por nombre el performance que condujo a una peregrinación de niños y adultos al barrio de La Marina, para simbólicamente tejer el acercamiento entre los barrios de la ciudad, a propósito de la presente edición de Ríos Intermitentes III.

   Tras dos semanas de preparación previa, el performance con idea original de Regina José Galindo y ejecutado por el actor y titiritero Guillermo Santillana, ambos guatemaltecos, contó con dos fases y brindó la oportunidad a los niños de la ciudad de confeccionar sus propias máscaras bajo un concepto que invita a visibilizarse en el futuro.