Carnaval es un viejo sueño de Rubén Darío Salazar y Zenén Calero Medina, con Teatro de Las Estaciones, que transitó por varios intentos, los cuales se quedaron en los textos-partitura. Un desafío, al menos en las primeras ideas, de llevar El carnaval de los animales, del compositor francés Camille Saint-Saens, no solo a la escena, sino a la estética del colectivo que en el 2024 cumplirá 30 años de fundado,

No siempre he podido asistir a El Patio del abuelo Pancho, que como espacio sistemático de Teatro El Mirón Cubano,  combina la música –en su aniversario tuvo de invitada a Enid Rosales- con escenas titiriteras, payasos, circo y narraciones orales, que conjugan recursos del teatro de figuras en las que la defensa de las leyendas de Américo Alvarado, que defienden las tradiciones y la historia de Matanzas, forman parte del tejido dramatúrgico y de una de las zonas que más me gustan del espacio: la reinvención, inteligente, sensible del espíritu identitario.

A pesar de la lluvia los amantes de la buena música salieron de casa para asistir al concierto que ofreció la Orquesta Sinfónica de Matanzas para homenajear la gesta heroica del Moncada.

En su sede habitual de la Sala de Conciertos José White, los asistentes disfrutaron de nueve temas antológicos de nuestra cancionística cubana, como Nosotros, de Pedro Junco y 20 años, de María Teresa Vera, entre muchos otros que alcanzaron otra dimensión desde el dominio de los instrumentistas de la afamada formación orquestal.

En la Ciudad Bandera todos conocen la obra del Poeta Nacional. Sus versos vuelan desde un rincón a otro, de aulas a escenarios, de educadores y padres a retoños. Todos conocen su impronta, y eso no es casual: desde hace dos décadas, Cárdenas cuenta con una filial de la Fundación Nicolás Guillén.

Su surgimiento fue la máxima expresión del trabajo constante de Silvia Alderete Abreu, una pedagoga con más de 50 años en las aulas y enamorada de la obra guilleniana.