Una vez más transito los elegantes pasillos del Museo Oscar María de Rojas, lugar bien conocido por todos en la ciudad de Cárdenas, Matanzas, y aunque debo admitir que no lo visito desde hace ya un buen tiempo, recuerdo con detalle algunas de sus galerías.
Esta vez no vengo a observar sus hermosas colecciones de mariposas, ni siquiera aquel inmenso carruaje de la época colonial que tanto me gustaba mirar cuando era un niño; hoy me adentro en una sala que no frecuenté mucho, supongo que porque era muy pequeño para entender qué exhibía o por no poseer los llamativos colores que caracterizan a las restantes galerías.