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Amig@s,hoy esta de cumpleaños esta persona que ha dedicado su vida al trabajo de la Salud,en esta ocasión se lo presento sin nasobuco,es el Dr Rene Granado,Dtor de Higiene y Epidemiología en Colón, llegue a el en este día nuestras felicitaciones por su cumpleaños, nuestro mejor regalo el distanciamiento social.Buen día Doctor y nuestros aplausos para usted porque sabemos que han sido días agotadores y aun así sigue al frente del combate.

 

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Besos postergados: que la piel no alcance cuando todo acabe (+ Fotos)

POR JOHN VILA ACOSTA

24 ABRIL 2020

Hace 35 días siento que me falta el aire y no precisamente por la

afectación directa del virus SARS CoV-2, causante de la COVID-19. A mí,

como a muchos otros padres separados del mundo, la dichosa pandemia vino a

robarme la libertad de abrazar y besar a mi hija sin miramientos.

La visita a la pequeña Frinet en la etapa anterior al nuevo coronavirus era

para mí un ejercicio sistemático, una rutina sencilla de la cual no podía

prescindir por más de dos o tres días, con chorro de besos y abrazos

incluidos, de caricias y cosquillas de las que casi no me acuerdo.

Antes, había una noche a la semana que era toda de papá, con “revolcadas”

en la cama y tanda de animados con Frozen, Macha o Elpidio Valdés, el pomo

de leche antes de dormir, el beso de buenas noches.

En esa época, que veo tan lejana pero fue hace poco más de un mes, solíamos

pasear por algún parque de diversiones, tomar helado en una cremería, o

visitar a los animales del microzoológico para reírnos con las sandeces de

los monos y echarles pan a los patos.

Momentos aquellos en los cuales no importaba guardar distancia, ni toser

con el ángulo del codo, ni usar nasobuco, ni siquiera permanecer a

resguardo en casa y la vida era mejor por el simple hecho de que, al final

del día, podía contar con una caricia de mi nena.

Hace unos días escuché a un trabajador de un punto de venta comentar con

sus compañeros la misma idea: “Llevo un mes sin abrazar a la niña”, decía,

y en sus ojos húmedos se reflejaban los míos más llorosos todavía, porque

la cruda realidad nos golpeaba a ambos.

Ahora paso a verla con mucha menos frecuencia y mucho más espacio, a

nosotros nos separan básicamente la responsabilidad y el sentido común, más

que las reglas, porque el cuidado a las personas que se quieren no hace

falta que nadie nos lo recuerde.

Con siete años y 10 meses Frinet está consciente que no debe salir de casa,

ella lo sabe y lo sufre, quizás no tanto como lo hacemos sus familiares más

allegados, y solo espera el bendito momento en que la COVID-19 desaparezca

para ir a la playa con papi.

En su mente de infante no anidan otras preocupaciones; en la de papá, aún

luchan las ansias de cariño contra lo correctamente estipulado, supongo que

cuando todo acabe podremos celebrar bien pegaditos y la piel no nos alcance

para sembrar los besos postergados.

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COVID-19: el miedo que se convierte en amor

ROBERTO JESÚS HERNÁNDEZ

24 ABRIL 2020

La pediatra Ivis Simón Rodríguez lo escribe todo, fragmentos de su

cotidianidad como subdirectora del Hospital Pediátrico Provincial Eliseo

Noel Caamaño, ubicado en la ciudad de Matanzas: quiere hacer unas memorias

de lo vivido durante la pandemia COVID-19, cuando todo pase.

A sus 51 años de edad y con una vasta trayectoria profesional, ella es una

pieza clave del mecanismo que mantiene en funcionamiento la institución

asistencial, donde ya se atendieron con éxito varios pacientes infantiles

infectados con el coronavirus SARS CoV-2, algunos con solo unos pocos meses

de vida.

No ha sido fácil, pero hoy contamos con todos los recursos necesarios,

admite la doctora, pues el hospital tuvo que reinventarse, ajustar su

dinámica y el flujo del personal para hacer frente a la enfermedad, un

combate que involucra a cada médico, técnico, o empleado de servicio.

Para el personal de salud son 14 días de trabajo directo con los pacientes,

otros 14 en cuarentena, y 14 más confinados sin salir de casa, en una

rotación que respeta con rigor ese número mágico para evitar cualquier

posibilidad de propagar la pandemia.

Sentí miedo alejada de mis dos hijas para evitar contagiarlas, la mayor se

hizo cargo de la más pequeña, estuve 21 días sin verlas, solo contactamos

por Wahtsapp y Messenger, ellas me recuerdan que ya no tengo 20 años; pero

yo me siento saludable y con mucha energía.

Soy hipertensa, con cardiopatía y alérgica, pero estoy y estaré aquí con

mis compañeros y con ellos he reído y llorado, nunca estoy sola, tengo

muchas personas para darme aliento, comenta Ivis, quien asegura que escribe

poemas y canciones para levantar el ánimo del equipo en los momentos más

difíciles.En la primera línea de la lucha contra la COVID-19 en el hospital

están los residentes de pediatría, entre ellos la doctora Amalia Ruiz

Ramírez, de solo 25 años de edad, cuya juventud no es obstáculo para

entregarse por completo en cada jornada de este bautizo de fuego.

La residente de tercer año de pediatría se contó entre los primeros en

plantar cara a la enfermedad, en la Zona Roja, menos preocupada por el

cansancio físico que por el estrés psicológico de contagiarse si cometía

algún error.

Superé el temor porque realmente cuando te encuentras ahí frente a tus

pacientes y sus padres quienes tienen la enfermedad y no saben qué hacer,

pues el miedo se convierte en amor, porque eres responsable por esas vidas

y no te puedes derrumbar, admite Amalia.

No tengo una experiencia laboral vasta, pero asumí mi trabajo con el mayor

deseo de aprender y brindar a la población una atención médica óptima.

Recuerdo a un paciente de seis meses de edad, estaba a la espera del

resultado (dio negativo a la COVID-19), su mamá sufría de una enfermedad

mental y no podía cuidarlo, nosotros teníamos que ocuparnos de bañarlo y

alimentarlo. Nos convertimos en familia, la madre lloraba de emoción y

agradecía nuestro empeño, no se me olvidará nunca la sonrisa de ese

bebé.Fue duro informarle el resultado positivo a la mamá de la niña Karla,

una mujer muy consciente de lo que vivimos hoy con esta enfermedad, cuando

yo iba a examinar a su bebé me decía: no te acerques, doctora, que te vas a

infectar.

Eso me dio mucho sentimiento porque yo debía cumplir con mi trabajo y

estaba dispuesta a protegerme pero tenía que hacerlo bien, y esa mamá

trataba de cuidarnos a los médicos para no contagiarnos por atender a su hija.

Mi familia al igual que toda la población tenía dudas y miedo, nunca antes

nos separamos tanto tiempo, cada llamada era de aliento recordándome no

olvidar cada paso de la desinfección y dedicar tiempo al descanso, a todos

les agradezco su apoyo para superar esta prueba, dice la joven doctora.

Allí donde hay un profesional cubano de la salud pública que se enfrenta a

la pandemia de la COVID-19 para salvar vidas, aun a riesgo de comprometer

la propia, se escriben nuevas páginas del heroísmo de la humanidad en su

lucha contra la muerte, y habrá que reunirlas todas, cuando el miedo solo

sea un recuerdo.

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Por: Noelbis Sánchez

Recibiendo pacientes en el centro de aislamiento 27 de noviembre.

Explicándole todas las medidas de seguridad del centro. Continuamos

preparados y listos en frente de combate de hoy en día.

Pero es necesario recordarle a todos, “Nosotros podemos hacer milagros con

la medicina, pero si uds no se quedan en casa la batalla estará perdida”

Poder en un clic

Desde el Gobierno depositamos nuestra atención en este soporte que, mediante la participación ciudadana, deberá convertirse en una herramienta para la gestión, interacción y diálogo social. Ponemos a su disposición las primeras encuestas de esta sección, cuyo objetivo es evaluar el estado de opinión general con respecto al Portal.

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¿Cómo evalua el portal del ciudadano?
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