Pedro Betancourt.- Llueve a cántaros. Triste cruje la madera de sus puertas. El agua se filtra a través de ellas cual lágrimas desenfrenadas. El viento se cuela con fuerza por sus ventanas. Plantas, ratones, murciélagos… batallan por su control, mientras el moho, audaz, engulle las paredes. Un anciano con sombrilla detiene su paso, respira agitado, lo observa, mustio y acongojado se aleja.
Aunque es reconocido por su vitalidad y ha acogido a lo mejor de la cultura local y foránea, el cabaret La Roca hoy constituye otra de las instalaciones de este municipio que sucumbe a la decadencia constructiva. En 1991 cerró temporalmente por labores de remozamiento y luego continuó como centro de recreación. No obstante, el inminente deterioro motivó su clausura definitiva.
El otrora Liceo Macuriges presentaba un marcado estilo neoclásico y durante la República neocolonial fungió como un centro recreativo para la élite blanca local. (Foto proporcionada por Julián Rogelio Álvarez López, historiador de la localidad).
Está ubicado en el corazón del centro histórico urbano, en la calle 24 o Real, principal arteria del territorio.
Fue construido en 1920 e inaugurado tres años más tarde bajo la bendición del entonces Obispo de Matanzas Monseñor Severino Saínz.
Tras el triunfo revolucionario se convierte en el Círculo Social Obrero Giraldo Díaz Pérez, mártir de Playa Girón, y posteriormente es renombrado como Ludoteca-Disco-Cabaret La Roca.
La colocación de una piedra en el patio de la instalación influyó en su designación como cabaret La Roca.
Fue escenario para orquestas de La Habana, la Miguel Failde, de Matanzas, la ceremonia a la patrona Santa Catalina Mártir, la Fiesta de las Flores y el Baile de las Guayaberas.
La cubierta, rebelde, acude al encuentro con el pavimento.
Tras la remodelación funcionó como discoteca juvenil y espacio para el danzón, festejos de graduación, plenarias y asambleas.
Los trozos de historia se amontonan entre escombros de madera.
La vegetación calmada y sin piedad decolora las paredes.
La esperanza florece ante las puertas del sueño eterno.
El destrozo de los balaustres asoma en el portal de La Roca.
La desolación corre serena a través de una desvencijada ventana.
El tiempo lo embiste con vigor y su último aliento exhala.
