Lo que a nadie le pertenece «Liborio» lo paga y aunque el burlón refrán surgió alrededor de los años 20, aun en la actualidad sale a colación. El maltrato a la propiedad social siempre incomoda a algunas personas conscientes de que los bienes del estado también corresponden al pueblo.
Grafitis obscenos en las calles de la ciudad de Matanzas, los nombres de amigos tallados en las atracciones del Todo en Uno o un romántico “Laura, te amo” pintado en rojo junto al puente giratorio, representan casi una tradición para jóvenes que ignoran la propiedad colectiva.
Estos ejemplos pierden relevancia al compararlos con incidentes como el ocurrido junto a un quiosco de la institución CIMEX, en Boca de Camarioca, cuando un joven decidió lanzar una caja de pollo congelada contra un banco para, según él, “aflojarla”. Aunque el motivo parezca gracioso e incluso ridículo, tres asientos públicos terminaron rotos, pues otros hombres inconscientes también “aflojaron” sus respectivos empaques utilizando el inteligente método.
Algunos vecinos colocaron horas antes un cartel con la misiva de “No tirar las cajas aquí”. Como resulta evidente ignoraron este mensaje, lo cual motivó una fuerte riña entre destructores y protectores. Una de las personas que colocó la advertencia alertó a las autoridades con el fin de que el conflicto no trascendiera. El joven experto en lanzamiento de cajas de pollo recibió una multa y el banco continuó tan roto como los otros dos.
Si bien este incidente no alcanza la magnitud de las agresiones contra instituciones cubanas como la Sala Infantil del Hospital de Cárdenas, muestra un desinterés hacia lo público y lo social. ¿Quién paga o reconstruye los platos rotos? Cientos de actos similares ocurren diariamente y la propia población le resta importancia. ¡Claro, no sienten que les pertenece!
De esta forma olvidan que dichos recursos le corresponden al pueblo y la Constitución de la República estipula su conservación, uso y protección. Si bien las multas pueden amedrentar a los vándalos, resulta imperioso la recuperación del sentido de pertenencia y la erradicación de la frase: “Rómpelo, que ´Liborio´ paga”.