A 61 años del asesinato por bandas contrarrevolucionarias del maestro voluntario Conrado Benítez García, el pueblo matancero le rindió merecido homenaje este miércoles 5 de enero en el cementerio San Carlos, de la ciudad de Matanzas, donde descansan sus restos.
A partir del ejemplo de Conrado, fueron cientos los jóvenes que marcharon a alfabetizar. Entre ellos estaba Ana Coralia Pérez Rivero.
«En aquel momento éramos alumnas de la Escuela Normal de Maestros de aquí de Matanzas, y nos conmovió mucho como estudiantes y compañeros de ideales y, además, éramos matanceros igual que Conrado. Entonces se hizo un segundo llamado a la juventud para continuar esa obra de dar la enseñanza.»
En el acto rememoraron el quehacer educativo del joven matancero, a quien arrebataron la vida con solo 18 años, pero cuyas ganas de enseñar se multiplicaron en miles de maestros. Al homenaje asistió la compañera de estudio y profesión de Conrado, Gladys Martínez Valdivieso.
«La última vez que yo hablé con Conrado fue en la primera reunión que tuvimos, donde nos pagaban el primer salario. Él no sabía qué hacer con ese dinero, y me dijo: Rubia, qué yo hago con tanto dinero. Le contesté que se comprara ropa o juguetes para los niños de la casa donde alfabetizaba, y eso fue lo que encontraron cuando lo asesinaron a él y al campesino: juguetes que llevaba para sus niños en la zona.»
Este matancero impartía clases como maestro voluntario a 44 niños y a los adultos de las montañas de la actual provincia de Sancti Spíritus. El 5 de enero de 1961 fue asesinado en Tinajitas, en las montañas de Pitajones, del macizo montañoso Escambray, por la banda de alzados contrarrevolucionarios encabezada por Osvaldo Ramírez.
Conrado Benítez, a quien el Poeta Nacional Nicolás Guillén evocó como el maestro, amigo puro, verde joven de rostro detenido, inspiró a otros que como él siguieron la vocación del magisterio para llevar a toda Cuba la luz de la enseñanza. (ALH)
