En su diario andar por el mundo gozan de impunidad terrorífica. Cuando actúan solos son sumamente peligrosos. Asociados forman un conjunto de consecuencias mortales para quienes atrapan entre sus garras. No es adivinanza, sino realidad que golpea con demasiada frecuencia: imprudencia, imprevisión, alcoholismo y accidentes de tránsito.
Lo demuestran estadísticas de muertos, heridos y daños materiales que se publican a cada rato, las que de tanto repetirse menguan el poder comunicativo del peligro que representa conducir sin prestar la debida atención al vehículo y/o después de haber ingerido bebidas alcohólicas.
Cuando usted lee que solo en el transcurso de un año más de un millón 300 mil personas murieron en el mundo como consecuencia de accidentes del tránsito, puede que todavía no se percate de la verdadera trascendencia del fenómeno, que también involucra a los cubanos.
En Cuba: cifras que hablan de otra pandemia
Un promedio de 20 accidentes diarios ocurrió en Cuba de enero a diciembre de 2020, reveló la Comisión Nacional de Seguridad Vial (CNSV) en un minucioso análisis sobre los casos durante el primer año pandémico del nuevo coronavirus, a pesar de las restricciones sanitarias.
En consecuencia, hubo un fallecido y 16 lesionados cada 24 horas, precisó Reynaldo Becerra Acosta, secretario general de la Comisión Nacional de Seguridad Vial, CNSV, a la Agencia Cubana de Noticias (ACN).
Al año siguiente, aún en pandemia de la Covid 19, en el período de enero a septiembre el 51 por ciento de los accidentes de tránsito reportaba al menos una víctima, estadística que alcanza los 350 decesos y tres mil 700 lesionados.
Becerra Acosta informó que cinco mil 612 accidentes ocurrieron en la vía, 84 más que en igual periodo de 2020.
La no atención al control del vehículo es la primera causa de accidentes. Las estadísticas muestran que aumentan las violaciones al derecho de vía y el exceso de velocidad, con casi un 47 % de los implicados pertenecientes al sector estatal.
El 17 % de las pruebas de alcoholímetro (para medir la cantidad de alcohol contenida en el aire espirado por una persona) realizadas por agentes de tránsito resultaron positivas.
La provincia de Matanzas no escapa a esa realidad. En 2021 también aquí se elevó el número de accidentes con respecto al año anterior, según informe del capitán José L. Montenegro, primer oficial de Educación Vial en el occidental territorio.
Al cierre de noviembre del citado año se registraban 92 eventos más que en igual período en 2020, con 79 lesionados y ocho fallecidos por encima, lo cual avizoraba ya un cierre de año con retroceso en este sentido.
Este año 2022 ha comenzado con trágicas noticias sobre accidentes del tránsito en Cuba.
Secuelas de una guerra sin sentido
Esas trágicas secuelas realmente solo son comparables con las de una guerra desatada por la aberración del sentido común. Al comprenderlo, puede que lleguemos a la misma conclusión de la Organización Mundial de la Salud, cuando afirma que la seguridad en las vías no depende realmente de acciones fortuitas, sino de la falta de responsabilidad e imprudencia de las propias personas.
Para no reincidir en frialdades numéricas, reflexione en las consecuencias de esa “pandemia especial” desatada a diario por la falta de prevención, el alcoholismo y el dislate: mutilaciones, huérfanos, enfermedades crónicas, fallecimiento de seres queridos, lágrimas, hambre, indigencia, degradación moral…
Siga añadiendo adjetivos y recuerde que en esa conflagración todos podemos llegar a ser participantes gratuitos: victimarios y víctimas sin causa defendible.
Pero no responsabilice a la palabra accidente, ésta solo enmascara el propio desatino de los humanos. Si lo entendió, ya puede asombrarse. Ahora explíqueselo al que tiene al lado. A lo mejor contribuye a salvar vidas, la de él, la de sus familiares, y hasta su propia vida. (ALH)
