Temprano en la mañana leí una información en Rusia Today que rememoró algo desagradable en la vida de la humanidad. Falleció Mario Terán Salazar, el militar boliviano que asesinó al Che.
Este hombre abandona el mundo de los vivos con la triste historia de haber participado en la captura del guerrillero argentino-cubano en 1967 y por haber recibió la orden de abrir fuego contra el Guerrillero Heroico.
El militar retirado, quien tenía 80 años y residía en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, murió a las 07:15 de la mañana, hora de Bolivia, en la Corporación del Seguro Social Militar (COSSMIL) donde se encontraba internado, informó Raúl Azurduy, un pastor cercano a la familia.
Terán estaba hospitalizado en el centro médico desde hacía tres semanas, por un problema pulmonar que padecía desde hacía años.
El general retirado Gary Prado Salmón, quien encabezó el operativo de captura del Che Guevara en 1967, confirmó la noticia de la muerte de Terán al medio boliviano El Deber.
Me voy a limitar a no dar otra opinión que la expresada, porque además de dolor su hecho denigra la misión de los militares de carrera. Digo asesino porque el Che fue ajusticiado sin juicio ni sanción. Lo ejecutaron a sangre fría y sin posibilidades de defenderse.