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Calendario es un hálito de esperanza (+ Fotos y Video)

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La serie —que emitirá su capítulo final de la primera temporada este domingo por Cubavisión—, demostró que las búsquedas de la belleza, la ternura y el amor no deben detenerse, ni en contextos hostiles

Añoranza. Eso sentiremos muchos cuando en dos días rueden los créditos finales de la primera temporada de Calendario. No es para menos. Pocos productos audiovisuales nos han abierto el corazón y nos han inspirado a crecer, como dice la hermosa letra de su tema musical.

Afortunadamente ya se graban los episodios de la segunda temporada. JR acudió en pleno rodaje a una de las locaciones y conversó con la directora Magda González Grau, la actriz Clara García (Amalia) y el guionista Amílcar Salatti. Confirmamos que detrás de una gran serie, un equipo trabaja con pasión y esmero por quebrar el maleficio trillado de que siguientes partes no son buenas.

Las tramas y personajes han ocasionado un fenómeno de audiencia «raro» en los últimos tiempos en la televisión cubana. No ha finalizado el capítulo de la semana y en las redes sociales afloran diversas emociones, se produce un debate profundo sobre las historias, lo mismo desde comunidades de interacción digital que en los espacios no virtuales. El mayor consenso radica en el acierto con que la serie se ha adentrado en la realidad nacional.

No esperábamos para nada esta acogida, nos sorprendió mucho, nos pareció abrumadora, puso sobre nuestros hombros tremenda responsabilidad, pero la recibimos con extraordinaria alegría, comentó Magda González. «La gente no solo dice que le encanta, que lloran o ríen, sino que inmediatamente se empieza a generar una reflexión sobre los temas planteados, me parece fundamental porque esa fue una propuesta desde el principio».

Para Salatti el éxito es impredecible, nunca se sabe cómo será la conexión con la obra. Cuando vio las dos primeras entregas notó que estaba bien hecha, contaba con actuaciones firmes y se dijo «esto no me lo van a maltratar». Que funcione y reciba el favor de los televidentes tiene que ver con mucho más, con el momento en que se pone, lo que lo antecede, lo que la gente tiene ganas de ver y de lo que desea que se le hable, afirma.

A Clara García le ha correspondido lidiar con el encanto que ha propiciado su Amalia entre muchas personas. La detienen niños en la calle para abrazarla y tomarse fotos, la abordan en las paradas, le agradecen y la felicitan. Ella, muy serena, dice que lo asume con calma y piensa que pasará en algún momento, pero la maestra que interpreta conquistó al público con bondad, y eso no es tan fácil de apagar.

«He encontrado personas que me dicen “estamos cambiando el sistema de educación, de dar clases, por ver a Amalia”. Me da alegría que los profesores quieran seguir enseñando con amor y más responsabilidad, y que de pronto sea un referente el personaje es un regalo», expresa.

Por ser la educadora que uno siempre hubiese querido tener, a Salatti se le hizo el personaje más difícil de construir. Le aportó una base humana y ética estremecedora, pero también la llenó de conflictos, le puso «suciedad» para que tuviese aristas, matices y fuese creíble. Siempre defendiendo la idea de que enseñar es mucho más que instruir, es sembrar sensibilidad en el espíritu de los alumnos.

En esa cuerda de provocar sentimientos nobles el guionista se valió de la poesía como elemento. «Es riesgoso, lo hablé con Magda, estábamos en la línea de pasar al kitsch, que nos quedara patético o ridículo; eso tiene que ver también con el nivel de actuación o puesta. Por suerte todo salió bien, creo que quedó en la medida exacta. Habrá gente que le pueda parecer poco creíble, yo me lo creo y mucha gente se lo cree».

Acercarse a problemas desafiantes desde un concepto agradable y generoso estuvo entre los objetivos de su experimentada directora, para quien Calendario fue su primera incursión en un proyecto tan grande.

«Sabíamos que eran temas duros y sabíamos también que el público está cansado de vivir la realidad y no la quieren ver en los audiovisuales —señala—; por eso a veces se refugian en productos foráneos como los turcos, los coreanos, que tienen una estética muy bonita, tienen color, tienen luz.

«Nos propusimos buscar la belleza dentro de esa realidad, que puede ser hostil, pero puede ser bella también (…) Que pudieran recibir lo que estábamos diciendo, que era conflictivo, pero sobre todo con un hálito de esperanza».

Una serie para agradecer

En 13 capítulos resulta complejo ahondar en las interioridades de un salón de clases tan heterogéneo como el 9no.3. La propia estructura coral de la serie estaba diseñada para dar protagonismo a un alumno cada domingo, pausar su relato, dar paso a otro, y retomarlo después, precisa Amílcar Salatti.

«Ello impedía darle una continuidad y profundizar en algunos tópicos (…) reconozco que hay problemas que se tocan muy ligeramente y se abandonan; pero lo que se toca se hace con seriedad y responsabilidad», expone.

Como a todo autor inquieto le hubiese gustado explotar más a algunos personajes. Es el caso de Maykel, de los que más impacto causó por su ternura, carisma y por ser el chico abiertamente gay, que conserva un diario y se convierte en discípulo de su profesora de Español-Literatura. «Pensé que no iba a tener tanta empatía con el público porque persiste la homofobia, sin embargo a la gente le ha gustado mucho».

Justamente uno de los «peligros» de la temporada que se graba ahora mismo es la ausencia de varios personajes que ya lograron encariñar a los telespectadores. Mas una estructura diferente, que sigue nuevos y viejos conflictos durante los 12 capítulos escritos, así como la ventaja de un guión que se sumerge en aguas más profundas y está creado desde el conocimiento de los miembros del elenco, pretenden captar una vez más a los fans y sumar adeptos.

La heroína se enfrenta a un 11no grado en un preuniversitario. Se reencuentra con estudiantes a los que ya impartió clases en el pasado y se acerca a otros con los que tiene su primer contacto. El núcleo central de la acción no se circunscribe únicamente al aula, como antes con 9no.3, pues algunos protagónicos estarán en escuelas de oficio, en la Lenin y en otras instituciones educacionales.

Clara le tocó entregar esta vez a una Amalia «de más experiencia, que ha crecido; sigue existiendo esa adolescente dentro de ella buscando amparo y buscando cómo darlo a los demás, pero la he visto dura», detalla la actriz.

Para la ocasión los dramas suben por mucho la parada, pues «la gente no quiere la realidad edulcorada, tampoco cruda porque va a entretenerse, hay que encontrar el punto medio», opina Salatti.

«Me ha dado mucho placer trabajar con actores consagrados, y con jóvenes que siempre tienen algo que decir, que son muy inteligentes, muy capaces, que tiene  un talento tremendo, estoy muy satisfecha», confiesa Magda.

Antes de volver al cuarto desde donde capitanea la filmación adelanta: «Estamos esforzándonos, estamos grabando y posiblemente venga una tercera pues los conflictos de esta no pudieron cerrarse, son mucho más duros.

Cuando la serie termine el próximo domingo 3 de abril, Clara García se sentirá muy agradecida porque la reacción del público semana tras semana los ha hecho muy felices a todos en estos tres meses al aire. «Esperen con muchas ansias la segunda temporada y gracias, muchas gracias»

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