“No habrá batalla sobre lo alto que dejemos de librar en cualquier situación. En ‘caliente’ para no apagar luces en quirófanos, detener industrias o cerrar aulas”. La R-53 no se resuelve en el sector eléctrico

La madrugada es lluviosa y algo fría, pero Maykel Robau Vázquez conoce de su enorme responsabilidad como liniero A del sector eléctrico, máxime en las actuales circunstancias adversas por las que atraviesa el Sistema Electroenergético Nacional cubano.

Luego de recibir el aviso de la avería, segundos le bastaron para abandonar el calor de la cama y vestirse de completo uniforme, con herramientas y medios de seguridad en manos.

Atrás deja a Isabela, su pequeña de año y medio, y a Annia López Escalona, su esposa, a las que dedica un beso antes de subir al enorme camión-grúa que anuncia su llegada con el sonido del claxon. 

“Jamás he tenido accidente alguno durante los ocho años de trabajo en atención a líneas. Cumplo las medidas de protección al máximo. En esto los errores se pagan caro”, asevera con rostro bien serio que denota alta responsabilidad.

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Interrogado acerca de cómo llegó a formar parte de la brigada que comanda Michel Véliz Rodríguez, refirió que en la radio escuchó de un curso de liniero grupo cuatro —el de más baja categoría entonces—, para trabajos en líneas primaria y secundaria, que tendría lugar en el politécnico Ernest Thaelmann de esta ciudad. 

“Acudí y aprobé luego de largos meses de preparación, siempre con la mayor atención a los profesores, porque desde el primer momento tomé conciencia de la importancia de mi labor. Fui y soy riguroso en cada paso que doy por mi bien y el de la familia. 

“Sí, todos le tenemos miedo a la electricidad, pues a nadie le gustaría ser atrapado por ella. Claro, para evitarla lo mejor es utilizar todos los medios de protección: equipo de tierra, botas, guantes, neón (comprobador de tensión), casco y cuanto se requiera. Sobre todo ahora que acciono con líneas en caliente.

“Son las que no se desconectan del sistema, o sea, no se enfrían. Pueden ser de hasta 13 000 voltios. Por ello decía que es una brigada especial, porque para cualquier cambio o reparación se mantiene la energía y no quedan sin electricidad el sector residencial, unidades de producción de alimentos, policlínicos, hospitales, comercios, etc. Realizamos estas funciones a cualquier hora del día, en jornadas calurosas e invernales o en difíciles condiciones atmosféricas.

“No obstante, me siento bien en mi puesto laboral, porque somos, más que un equipo de trabajo, una familia, desde el chofer Rubén Sorís García, como los hermanos Jorge Luis y Jorgeluis Ricardo Vargas, además de Michel, quien ejerce con nosotros como uno más.

“También ocurrió así durante mi estancia en el Estado de Falcón, en la República Bolivariana de Venezuela, a la que acudí ante el llamado de la Revolución, para ayudarlos con nuestros conocimientos técnicos. Estábamos lejos de la familia, pero nos sentimos bien durante dos años.

“Allá dimos mantenimiento a las líneas para eliminar posibles interrupciones, cambiamos herrajes y conductores (cables), por lo que recibimos el reconocimiento de las autoridades locales y del jefe de la misión cubana en ese entonces”.

Maykel, natural del poblado de Madruga, provincia de Mayabeque, abraza ahora una tarea que confiesa que le gusta, pero antes de esta ejerció como albañil en una brigada de mantenimiento del Poder Popular en el municipio Unión de Reyes. “Había que abrirse paso de forma honesta, y qué mejor que construir y reparar viviendas u otras obras sociales necesarias”.

De pronto, endurece el rostro. Indago sobre el cambio en la amena charla. La respuesta no se hace esperar. “Es que no se ha cumplido lo prometido con el salario en nuestro sector. Estamos muy por debajo de lo que debiera ser. Nos ocurre a todos, no solo a los linieros. Pregunte y se convencerá. No se acaba de destrabar la dichosa Resolución 53, que indica un mejor pago. Esto nos trae muy mal”, explicó y, al mirar a los demás, todos asienten con semblantes nada felices.  

Al dialogar con varios trabajadores del Centro de Operaciones, aledaño al puente de Tirry, en la zona de Pueblo Nuevo, se conoce que también falta mejor atención al hombre —en el caso de esta brigada especial incluye merienda y almuerzo—, ropa y calzado.

“Sabemos el daño que nos ocasiona el bloqueo económico de Estados Unidos, pero consideramos que hay cosas que podemos resolver en lo interno. Es criterio genérico, pregunte.

“No obstante —dice con energía—, nadie, nadie ni nada, impedirá que cumplamos nuestros deberes, como y cuando sea. Somos matanceros y cubanos. Aquí estamos para cualquier contingencia, a pesar de las dificultades. A mi hija y esposa siempre las llevo en mi pecho, y con ellas batallo hasta el final, junto a mis compañeros”.

Por último, narra cómo terminó el aviso de la mencionada avería inicial. “Acudimos al tramo situado entre el poblado de Cidra y esta ciudad. Labor en conjunto, limpieza del conductor y fuera. Esa es nuestra respuesta y garantía: llegar y erradicar la dificultad”.  

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