Desde uno de los perímetros de la zona de desastre Alejandro Esponda Méndez observa el desolador panorama. Junto a sus compañeros viajó desde México para prestar ayuda solidaria al pueblo de Cuba. El experimentado bombero reconoce que la labor es difícil y compleja, pero el avance resulta incuestionable.

Muy próximo a los restos del tanque 56, el primero al explotar aquel fatídico viernes, se encuentra un nutrido grupo de hombres con uniformes diferentes al de los bomberos cubanos, pero con las mismas ganas de extinguir las llamas que todavía se dejan ver en algunos puntos.

“Estamos trabajando todos en equipo, hemos hecho una buena “mancuerna” para ayudar a Cuba. Nuestro señor presidente ofreció su apoyo y nos sentimos muy orgullosos de que nos hayan tomado en cuenta para esta misión. Sabemos que es un momento difícil para el país, por eso estamos aquí, como un solo brazo sin importar la nacionalidad”, expresa.

Reconoce que las relaciones de trabajo han sido excelentes. “Nos hemos encontrado mucho aprecio, y si bien el mexicano es muy llevadero, pues de los cubanos no se puede decir otra cosa. Ahí vamos entonces, los tres países juntos batallando”.

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Mientras cae la tarde el viento cambia de dirección y las fuerzas deben resguardarse de la toxicidad del humo y del reavivamiento de las llamas. Un pelotón compacto de fuerzas mexicanas y venezolanas avanzan hacia los vehículos que les alejará del lugar.

Con un casco bajo el brazo avanza con mucha tranquilidad Frank José Morey, un bombero venezolano que parece no inmutarse ante la gravedad de la situación.

Para él el trabajo en equipo resulta imprescindible en circunstancias complejas. “todos jalamos parejo, aprendiendo de todas las experiencias. Es una labor muy difícil, más aun conocer de la pérdida de los hermanos cubanos. Queremos hacerles llegar nuestras condolencias a los familiares.”

“Vinimos a trabajar y no sabemos cuánto tiempo vamos a estar acá, pero la intención es terminar en el menor tiempo posible. Tenemos que dar un paso a la vez. Hemos visto el avance, la intensidad del fuego ha bajado, lo que quiere decir que estamos ganando.”

En la hermana república de Venezuela el bombero Ramón Cristóbal Perdomo Areyán ha sido atendido por médicos cubanos. Por eso cuando le dijeron de venir asintió con firmeza. “Si Cuba ayuda a Venezuela, por supuesto que Venezuela siempre ayudará a Cuba”.

El humo avanza y el avanza sin perder el ritmo. No se nota ninguna muestra de preocupación. Se ha enfrentado a monstruos así.

“En el 2012 enfrentamos en mi país un incendio peor, perdimos seis tanques y demoramos 12 días para extinguirlo.”

Mientras avanza por un terraplén para evitar la fuerte humareda se cruza con varios soldados del ejército mexicano. Los militares desenrollan desde un camión una gruesa manguera que depositan a orillas de la vía.

“Lo importante aquí es trabajar en equipo, sumar ideas, y lo estamos logrando”.