Con tan solo 11 años de edad Alan Castillo García, estudiante de sexto grado de primaria, valora la protección del medio ambiente como crucial para mantener la vida en el planeta. Desde hace un año disfruta de crear juguetes con materiales reciclados, de limpiar las playas y compartir con sus compañeros sobre naturaleza y formas de cuidarla.

Junto a él, otros niños y niñas participan en el proyecto comunitario Cocomar “Amigos de la naturaleza”, una de las iniciativas que existen en el municipio de Matanzas para fomentar desde edades tempranas el amor por el planeta Tierra.

“En el proyecto danzamos, aprendemos poesía, leemos, hacemos manualidades, como por ejemplo guirnaldas con laticas”, cuenta Leidys Mariam Jiménez Fuentes quien disfruta de las actividades.

Para organizar e impulsar este tipo de iniciativas amables con el medio ambiente, existe la Red de Educadores y Educadoras Populares Libélulas Matanceras, que pertenece al Centro Memorial Dr. Martin Luther King. “Como red articulamos con varias instituciones como el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, la oficina del Conservador de la Ciudad de Matanzas, la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas y aunamos personas del barrio que tengan conciencia y deseos de hacer por el ecosistema”, comentó Magalys Menéndez Peñate, coordinadora de la red.

Tal es el caso de Ecologito, un proyecto comunitario de Versalles. “Es un trabajo que está recomenzando porque queremos ver de qué manera podemos limpiar un poco las calles. Matanzas es una ciudad bella, queremos que nuestros niños y sus padres aprendan a amarla y a cuidarla todos los días”, declaró Betty Correa, responsable de la iniciativa ecológica.

La narración de cuentos relacionados con el cuidado del planeta constituyó una de las primeras actividades de Ecologito en 2017. Estudiantes de la escuela primaria Juan Ripoll se sumaron a la redacción de cuentos para poco a poco sensibilizar y motivar a sus compañeros. “Hemos tenido cerca de 60 niños en un espacio reducido, porque trajeron a sus amiguitos, que a su vez llevaron a más amiguitos, entonces necesitamos reacomodar la actividad para que todos pudieran participar”, comentó Correa.

Al culminar cada encuentro realizan una acción para beneficiar al medio ambiente, tal como la siembra de plantas, recogida de basuras por la comunidad y las playas y maratones de reciclaje. Según Correa, “vivimos en un gran globo, todos respiramos lo mismo, si la ciudad está limpia es mucho mejor para nuestra salud”. 

En Peñas Altas,  Cocomar “Amigos de la naturaleza” resalta por sus seis años de trabajo por el ecosistema. Maryvel Delgado López desde junio de 2017 se vinculó con la escuela primaria Francisco Vega Alemán para fomentar la cultura de amor y cuidado al entorno. Según sus palabras, laboran como actividad complementaria al proceso docente educativo: “promovemos la educación ambiental con actividades lúdicas y de entretenimiento, tratando de aprovechar espacios abiertos y al aire libre.

“Es un complemento al trabajo profesional que realizan los instructores de arte en la escuela, un proyecto inclusivo donde no solo se incorporan a las actividades personas con talento artístico, sino todas las interesadas en las transformaciones sociales y ambientales”.

Recientemente ambas iniciativas comunitarias organizaron el primer Festival Ambiental de Innovación y Creación Madre Naturaleza.  El evento surgió por la necesidad de unir a la familia en una actividad cultural donde los pequeños demostraran su desempeño. Artistas, artesanos y proyectos socioculturales asistieron a la cita en el complejo gastronómico cultural Bahía, donde realizaron pasarelas de moda con materiales reciclados, premiaciones de concursos, bailes y cantos.      

“Si los niños se están educando en esa armonía con la naturaleza pienso que serán de mejor calidad humana de lo que podamos ser nosotras, a mí me hubiese encantado vincularme a un proyecto similar cuando pequeña, así que ahora lo hago por mis niños, pero también por la niña que llevo adentro”, compartió Betty Correa.

Ralentizar el deterioro progresivo del medio ambiente y promover el uso adecuado de los recursos naturales inserta a estos proyectos dentro de la Tarea Vida, Plan del Estado cubano para elevar la percepción del riesgo y aumentar el nivel de conocimiento y el grado de participación de toda la población en el enfrentamiento al cambio climático. 

“Estas agrupaciones hacen un canto a no abandonar la sensibilidad y no dejar de mirar a la relación de las personas con la madre naturaleza y el medio ambiente, porque de ella venimos, de ella nos nutrimos y a ella nos debemos, y a veces esa sensibilidad y conciencia se pierden en nuestra cotidianidad”, acotó Magalys Menéndez Peñate.

(Por: Arleen Dianet Matamoros Morales, estudiante de Periodismo)