Dormitaba la luna sobre el estrellado firmamento aquella inusual noche de enero. Solo la suavidad de la brisa, amenizada por grillos en serenata, desafiaba la quietud imperante sobre la ciudad. Y mientras la penumbra engullía cada resquicio de luz, un manto de incertidumbre cubría las silenciosas calles, incapaces de advertir el entonces funesto destino que el alba les deparaba.
Nacida en 1513, Bayamo, la segunda villa de Cuba, presumía el ser uno de los más reconocidos epicentros políticos de la Isla, con un significativo apogeo económico y cultural, representado por sus altas fundiciones de oro e ingente desarrollo en la ganadería y el comercio de rescate y contrabando, así como por el auge de ilustres poetas, músicos, oradores y demás figuras de insigne trayectoria artística y aportes a la cultura nacional.