Matanzas, 8 may (ACN) A 88 años de que fueran ultimados por fuerzas de la dictadura de Fulgencio Batista los antimperialistas Antonio Guiteras y Carlos Aponte, el pueblo rindió hoy, en esta urbe, tributo a la memoria de los mártires, gesto que incluyó una peregrinación desde el obelisco que señala el lugar preciso donde cayeron en desigual combate.

La sala 3D Cuevas de Bellamar se ubica en el centro turístico matancero de igual nombre. Su reinauguración celebra sus veinte años de fundada y el centenario del destacado geógrafo, espeleólogo y científico cubano Antonio Núñez Jiménez.

Luego de cuatro años cerrada como consecuencia de la crisis sanitaria y problemas tecnológicos, la sala reabre con nuevos equipos. Los visitantes podrán acceder a las bellezas subterráneas de la naturaleza cubana.

Nacido en la India en 1903, Erick Arthur Blair, mejor conocido como George Orwell, fue un novelista, crítico y periodista que basó su trabajo en experiencias propias, pues desempeñó diversos empleos en un período de intermitencias, lo que le permitió conocer de cerca las condiciones de vida de los trabajadores de Londres y París. Sus obras se caracterizaron por la crítica social, la oposición al totalitarismo y el apoyo al socialismo democrático. Un año antes de su muerte en Londres, 1950, época posterior a la Segunda Guerra Mundial, publicó su obra cúspide 1984, con el fin de reflejar el poder de las tiranías que mediante mentiras obstaculizan la comprensión del mundo real.

Hace 200 años el 28 de abril de 1823, John Quincy Adams, secretario de Estado de EE.UU, proclamó lo que se nombraría la política de “la fruta madura” sobre Cuba.

Según sus palabras: “(…) hay leyes de gravitación política como las hay de gravitación física, y así como una fruta separada de su árbol por la fuerza del viento no puede, aunque quiera, dejar de caer en el suelo, así Cuba una vez separada de España y rota la conexión artificial que la liga con ella, es incapaz de sostenerse por sí sola, tiene que gravitar necesariamente hacia la Unión Norteamericana, y hacia ella exclusivamente, mientras que a la Unión misma, en virtud de la propia ley, le será imposible dejar de admitirla en su seno”.

El 22 de abril de 1898 se iniciaría el bloqueo naval norteamericano a puertos cubanos, como anticipo del posterior desembarco de las tropas estadounidenses al intervenir en la guerra hispano-cubana. Cinco días después arribaban a la rada yumurina el crucero-acorazado New York, el monitor Puritán y el crucero-protegido Cincinatti, bajo el mando del almirante William Sampson.