El grupo de teatro Visados buscará traer a casa otra medalla de oro en eventos nacionales con la puesta en escena de la obra El macho y el guanajo de José Soler Puig en el Festival Escaramujo de Instructores de Arte, que se efectuará en el venidero mes de julio.

El macho y el guanajo pertenece al teatro bufo, un género muy autóctono y algo olvidado, que a través de la sátira cuestiona situaciones de la vida cotidiana del cubano, y que a pesar de tener ya muchos años aún se refleja en nuestros días.

Hace unos pocos días regresó de Alemania la agrupación rumbera de los Muñequitos de Matanzas. Al respecto, conversamos con su productor Alfredo Smith, quien informó acerca de la más reciente actuación internacional del colectivo que dirige Diosdado Ramos.

“Asistimos allí a un festival sobre tradiciones folclóricas. Este año el encuentro estuvo dedicado a Cuba. La delegación la integraban, además, los Van Van, Eliades Ochoa, Tony Ávila, Cimafunk, entre otros”.

Mantener viva la tradición campesina de la cual es albacea y promotora la Casa Naborí de Limonar y llevarla hasta los poblados más intrincados de este municipio matancero, constituye una de las premisas de este centro cultural para la etapa de verano.

Apoyados en el amplio movimiento de artistas aficionados y en poetas de renombre que revitalizan lo mejor de la décima cubana prevén el desarrollo de actividades y presentaciones en comunidades rurales como Coronado y Sumidero.

Zenén Calero está en la Acaa, exponiendo Color de Cuba con figuras y vestuarios de la puesta de Teatro de Las Estaciones Concierto de amor en un barrio barroco, que protagonizara el músico William Vivanco, bajo la dirección de Rubén Darío Salazar, junto a los actores del colectivo.

Sólo basta mirar desde la Calle Medio hacia el interior de la galería, y enseguida te sumerges en el universo de colores que te entrega Calero Medina, en esta muestra personal donde predominan el azul del mar y la fuerza del sol, atrayente, sugestiva, simbólica.

Cuando se piensa en Frankentein, de manera casi instantánea la imagen que nos formamos hace alusión a una figura zombificada, sin emociones humanas y un tanto terrorífica. Uno, para bien o para mal, siempre crea expectativas sobre libros, personas o cualquier cosa capaz de adoptar cualidad. Al empezar a leer este volumen, es inevitable que persista dicho retrato, pero tanto la agradable pluma de la autora como la capacidad de identificarnos con el “monstruo” va desdibujando todo rastro del prejuicio.