Cuando el veterano Manuel* le abrió las puertas a aquellos jóvenes, ningún rasgo, ninguna frase, nada le advirtió que debía sospechar de ellos.
Desde días antes había colgado un cartel en su puerta donde anunciaba la venta de un fogón de gas de dos hornillas. Era esa la razón por la que la pareja llegaba hasta su casa. Solo querían conocer las características de la cocina.