Duele abandonar el Hotel Saratoga sin recibir una noticia alentadora cuando los cubanos que habitan en las céntricas zonas de la Habana Vieja y el Capitolio no cesan hoy su preocupación y, lo más loable, su solidaridad.
A Hortensia le pareció caerle el mundo encima cuando falleció su esposo. Ellos habían convivido juntos alrededor de 40 años. Con Gustavo tuvo a su hija, a la que veían unas pocas veces, pues la lejanía y cierta dejadez por parte de su única descendiente los había distanciado.
A unos 100 kilómetros de distancia de la capital cubana Matanzas se mantiene atenta a los sucesos del Hotel Saratoga hoy, y sensibilizadas con el dolor del pueblo de La Habana, que es también de toda Cuba, afloran las reacciones de apoyo y solidaridad.