Harley es la viva imagen de la felicidad. Este pequeño con Síndrome de Down salta, corre, se ríe a carcajadas y obliga a su compañero, el actor Javier Martínez de Ozaba, a seguir tan frenético compás. A su alrededor otros niños juegan, cada uno a su ritmo, y disfrutan de la interacción con los jóvenes de El Mirón.
Se trata de La Casita de Azulín, nueva propuesta de la compañía teatral matancera encaminada a acompañar, desde el arte, a los infantes neuroatípicos (aquellos que presentan algún tipo de alteración en su neurodesarrollo, como autismo, trastorno de déficit de atención, Síndrome de Down, entre otras) y sus familias.