Desdigo a Martí y afirmo que Patria puede ser el amor ridículo a la tierra y a la yerba que pisan nuestros pies. En verdad, donde escribí tierra, va terreno. En vez de yerba sería césped, que es la yerba disciplinada y aplacada. Quizás pudiéramos, en vez de pies, colocar spike o zapatillas de polvo sucias. Donde puse nuestros, habría que agregarle un «sus» (porque son de ellos, pero nuestros también).
Entonces diría el amor, madre, a la Patria puede ser el amor ridículo al terreno y a la yerba que pisan sus (nuestros) spike. El amor, madre, a la Patria puede ser un Clásico Mundial de Béisbol.