Hace algún tiempo el joven intelectual cubano radicado en Chile Mauricio Leandro Osorio sostuvo un encuentro mediante videoconferencia con los periodistas del periódico Girón. Aquel contacto representó una jornada memorable para el colectivo del semanario matancero, al tener la oportunidad de intercambiar con un avezado estudioso de la Comunicación.

Al leer su currículum nos percatamos de que ha llegado a teorizar sobre las nuevas dinámicas que enmarcan a los procesos comunicativos con resultados sobresalientes, destacando, además, sus conocimientos en comunicación estratégica y marketing político, con experiencia en campañas presidenciales, parlamentarias y municipales, junto a estadistas de la talla de Xiomara Castro, Pedro Castillo y Luis Arce, entre muchos otros.

Lo mismo recibe trapecios y aros volantes, que músicos de renombre y compañías danzarias de la estirpe del Ballet Nacional de Cuba y Acosta Danza. Sobre su escenario, el arte de las tablas brilla cada mes bajo un sello diferente. Las propuestas se diversifican, el público varía, pero la magia es la misma. Fundado en 1948, el cine-teatro Cárdenas es uno de los espacios más activos en cuanto a cultura se refiere en la Ciudad de las Primicias.  

Cierres por reparaciones, reaperturas, covid, confinamientos…; tras 75 años de retos, la institución de las artes escénicas cardenense se mantiene vigorosa como el primer día. 

Deseaba obsequiar a los matanceros con algo especial, por eso el maestro Iván Valiente escogió la Sinfonía número siete en la mayor, Opus 92, de Ludwig van Beethoven, para su presentación de la tarde de este sábado 27 de mayo en la Sala White de la ciudad yumurina.

En esta obra “llena de optimismo, de emociones, de claroscuros”, junto al Concierto para dos contrabajos y orquesta, Pasión Amorosa, de Giovanni Bottesini, puso bajo su batuta a la Orquesta Sinfónica de Matanzas como director invitado. 

En la noche del 22 de junio de 1919, la ciudad de Matanzas se estremecía ante la desaparición de la niña Cecilia Dalcourt Jaruco, de tres años de edad.

De inmediato las autoridades, con gran cobertura de prensa, propagan la noticia de su secuestro y asesinato por “negros brujos”, practicantes de la Regla Palo Monte.

Declaraciones obtenidas a base de torturas e intimidación hicieron confesar a José Claro y otros implicados, como autores del supuesto sacrificio ritual.

Otra versión que circuló, menos difundida, aseguraba que la pequeña había viajado al exterior con su progenitor.